La piedra para piezas de cantería puede tener muchos orígenes diferentes, geográficamente y en cuanto a la formación propiamente dicha como material natural.
En el caso que nos atañe hoy no se trata de una piedra extraída en una cantera, sino un bloque relativamente grande que de forma natural había quedado expuesto en una zona habitada.
Aprovechar este tipo de piedras siempre es un reto porque normalmente tienen formas irregulares a las que hay que adaptarse. También es cierto que muchas veces forman parte de planos de estratificación con caras más o menos planas.
Esta piedra en concreto me la facilitó un buen amigo sin tener realmente un uso concreto que darle. Este hecho hizo que estudiara la posibilidad de devolverle alguna parte del volumen inicial trabajado en el taller.
En un encuentro surgió la idea de tallar una piedra para dar la bienvenida a Fares (Bicorp). Este lugar cuenta con una casa que construyó mi amigo y ha sido sede de multitud de encuentros muy gratificantes.
Como la piedra disponía de dos caras relativamente planas con un espesor de unos 30 cm fue más sencillo aprovechar una de ellas para prepararla como plano de trabajo.
Seleccionamos pues la que pensábamos que estaba formada por un material más homogéneo e hicimos un pequeño rebaje de toda la cara para obtener el plano.
Sobre ese plano tallamos la inscripción acordada con letras grandes en relieve, de una altura de unos 20 mm que resaltaban sobre el fondo al que se pasó la gradina para obtener una superficie rústica e irregular.
Casi perpendicular a esta cara se cortó un plano que sirviese de base a la hora de colocarla en su lugar definitivo, sobre una cama de hormigón.
Hemos dicho “casi” perpendicular porque de esta manera el plano de la inscripción quedaría levemente inclinado, causando un mejor efecto.