Escudos de piedra natural
Los escudos de piedra natural son una pieza que luce en muchos muros como representación de un linaje, un municipio, y, en estos tiempos modernos, incluso de equipos deportivos (sobre todo de fútbol).
Desde luego, el origen de estos escudos o emblemas está en las Cruzadas, y la Heráldica, como ciencia, se ocupa de diferenciar, componer e interpretar armerías, valiéndose de las representaciones que componen los escudos de piedra natural.
Emblemas de la Nobleza
Casi todos los linajes españoles tienen su escudo de armas y su origen es ciertamente antiguo. Por eso los escudos de piedra natural se pueden ver en la mayoría de castillos, palacios y grandes casonas como emblemas de la Nobleza.
Los escudos de piedra natural pueden tener diferentes formas y esta sufrió una evolución diferente en cada país al compás de modas y gustos estéticos.
En España, los escudos de armas han presentado, en general, una forma muy sencilla, de forma rectangular, con altura superior al ancho y con su base de arco de medio punto.
Muchas veces, los escudos están divididos en varias partes, con sus diferentes representaciones.
La talla de las figuras está condicionada por los hábitos y costumbres tradicionales, aunque dentro de unos amplios márgenes en los que tienen cabida no pocas variaciones.
Diseño heráldico
Las tendencias actuales en el diseño heráldico buscan un punto de unión con el más puro estilo medieval. Hay una gran atención a los testimonios conservados, se estudia el trazado, la estilización, la talla y la disposición de las figuras y, sin olvidar su valor decorativo, las composiciones buscan siempre la sobriedad de elementos y formas.
Usualmente, los Escudos de piedra natural van adornados exteriormente con timbres; estos son elementos que, aunque estrictamente no forman parte del mismo, contribuyen a veces a identificar a la persona o linaje al que pertenece o a determinar su jerarquía social.
Los timbres más usuales son las coronas y yelmos en la parte superior y los lambrequines (adornos que rodean el escudo en variadas formas de hojas de acanto, plumas, cintas haciendo volutas, etc.).
Para la talla de los escudos se pueden utilizar diferentes piedras, pero siempre con grano fino, tono homogéneo y sin coqueras para poder rematar bien los detalles.
Del espesor total de la piedra se suele dedicar la mitad a la base (de forma rectangular) y la otra mitad al relieve, a no ser que sean muy sencillos (en forma de inscripción, sin volumen).
También a veces se recorta el escudo con una forma de contorno ajustada a las figuras (no rectangular).