A veces, los escudos en piedra elaborados en nuestro taller no tienen nada que ver con la heráldica, ni con las armas o linaje de una familia, sino más bien con las aficiones, gustos o dedicación de una persona concreta.
Este es el caso del trabajo al que dedicamos este texto y que nos fue encomendado en el año 2011 con motivo de una celebración.
Esa excelente persona a la que iba dedicado el escudo era de sobras merecedor de este regalo que le hacían su gente cercana y por ello pusimos todo nuestro cariño y dedicación en la elaboración de esta pieza que forma parte del mundo de los escudos en piedra.
Lo que se nos trasladó desde un primer momento fue que en el diseño debían aparecer en relieve cuatro imágenes de aspectos relevantes de su vida por trabajo o gustos.
Para ello se preparó en un boceto un escudo cuartelado, que es el escudo dividido en cuatro partes iguales, en este caso divididas por una línea vertical y una horizontal que se cruzan en el centro.
En cada una de las partes, tal como se puede observar en la imagen, aparecen un motivo con pleno significado: el pájaro, el monte, las herramientas de mecánico y las cartas en sus diferentes palos.
Esta zona se elevaba sobre una base rectangular con el fondo abujardado, ideal para encastrar en la pared.
La piedra utilizada en este trabajo fue una caliza marmórea de color crema, con un grano muy fino, ideal para poder plasmar cualquier detalle, por pequeño que fuese.
El nombre debía aparecer y así se hizo, en la parte inferior a modo de inscripción sobre un pergamino.
Luce en la puerta de casa el escudo, de forma que todo el mundo lo puede apreciar en su sencillez y significado… Uno de las virtudes de los escudos en piedra.