La piedra blanca que teníamos en el taller se obtuvo de los bloques de caliza blanco Capri provenientes de las canteras de la Región de Murcia, concretamente de mármoles Marín.
Este tipo de piedra blanca puede llegar a pulirse, lo que nos indica que, pese a tratarse de una caliza que no es de las más cristalinas (marmóreas), es muy compacta y homogénea. Indicar que con el pulido la superficie adquiere unos tonos ligeramente cremas.
El encargo de este trabajo surgió desde un estudio de diseño de Valencia. Fue en la primavera de 2021 y lo que se trataba era de elaborar una pieza de recuerdo de un joven inmigrante que tuvo una historia desgraciada que acabó con su vida.
El diseño se basaba en una pieza preexistente, con un dibujo de laberinto en la cara anterior y forma perimetral irregular, con los cantos rotos. Para este acabado nos ayudamos de la maceta y el escafilador.
La pieza de piedra blanca que se debía elaborar tenía aproximadamente un metro de altura y 13 centímetros de espesor.
Al taller de Torregris se nos aportó el dibujo del laberinto de formas curvas que había que plasmar en la cara anterior de la pieza.
Las calles del laberinto tenían una profundidad de unos cinco milímetros, con los límites en pendiente de 45 grados y con el fondo abujardado, con el resto de la superficie apomazada.
La cara posterior se trabajó con el puntero, formando unas acanaladuras en forma de espiga, que después se repasaron con la gradina para tener una superficie más regular.
En la cara inferior plana se le hicieron tres taladros de 16 mm de diámetro y 20 cm de profundidad en forma de triángulo para insertarle tres varillas que pudiesen anclarse a la base.
Esta pieza quedó colocada en un jardín público de la Ciudad de Valencia, junto a una placa conmemorativa.