El levantamiento de piedra, como podemos imaginar, ha sido durante milenios un acto asociado al trabajo con este noble material. Las personas que se dedicaban a extraer, tallar, transportar, colocar debían manejar las piezas con fuerza bruta, con técnicas, con herramientas y con máquinas creadas para tal fin.
A la vez, el levantamiento de piedra venía a ser, en muchos momentos, una forma de medir la fuerza. Se competía a ver quién levantaba la piedra más pesada…
De esto hay ejemplos en algunas zonas del mundo. Existen pruebas de que en sociedades antiguas como la egipcia y la griega existían pruebas de levantamiento de piedra. En lugares como Islandia y Escocia también hay piedras que se pueden ver actualmente con las que se medían los pobladores de diversas épocas.
De hecho, en Escocia forma parte de los deportes tradicionales y en Islandia existen piedras de diferentes pesos en muchos lugares e incluso en algunos de la costa parece ser que sirvieron de prueba para formar parte de la tripulación e incluso para capitanear barcos en época vikinga.
Pero, sobre todo, si buscamos un ejemplo de esta práctica con renombre, tradición e impulso la encontramos relativamente cerca. Se trata de una de las disciplinas del deporte rural vasco, asentado en Euskadi, y que proviene del trabajo que se realizaba en los caseríos y en el monte.
Hay que diferenciar lo que son piedras naturales de las piedras talladas. Las piedras naturales son las que ofrece la propia naturaleza, cuya forma y tamaño no ha sido modificada por el hombre. Las piedras talladas se han desarrollado sobre todo en el País Vasco, dando lugar a diferentes tipologías: cúbica, cilíndrica, esférica y rectangular.
Hay que decir que la piedra esférica también es empleada en las competiciones de strongman, haciendo verdaderas hazañas con unos pesos importantes.
No podemos hablar del levantamiento de piedra en el deporte rural vasco sin hacer referencia al gran Iñaki Perurena, destacadísimo harrijatsotzaile y gran defensor y divulgador de esta disciplina, muy carismático y excelente persona. Y en un caserío de su pueblo (Leiza), ha creado el Peru-harri, un gran homenaje a este mundo, digno de visitar.
En Torregris también quisimos hacer hace unos años nuestro pequeño tributo, tallando una piedra cilíndrica en material del terreno, de unos 107 kg de peso.