El taller de escultura supone un espacio en el que se lleva a cabo todo el proceso que culmina con la elaboración de una escultura, en nuestro caso, en piedra.
El germen inicial de una escultura puede ser fruto de la aportación del cliente, en forma de idea, dibujo, fotografía, etc. O directamente como idea del escultor, concebida en algún momento de inspiración.
Esta inspiración puede llegar en cualquier momento, ya sea mientras visitamos un museo o caminamos por la montaña. Así pues, conviene tener siempre a mano una cámara fotográfica (¡qué útiles los teléfonos móviles!) o un simple bloc de notas para hacer un bosquejo.
En el taller de escultura ocurre que, con el tiempo, se acaban coleccionando una serie de objetos de diferente índole pero de formas sugerentes que, tarde o temprano, influyen en la creatividad del escultor.
Así, si ambientamos nuestro estudio con estos objetos o les destinamos un espacio propio, dialogarán con nuestro subconsciente y generarán nuevas formas.
También ayuda el tener a mano catálogos, libros, imágenes, o los restos de corte de cualquier tipo de piedra, cuyas formas nos sugieren muchas veces destinos insospechados.
A partir de ideas y bocetos en papel se le puede dar cuerpo en forma de modelo, para lo que se ha utilizado tradicionalmente la cera o el barro, aunque hoy día existen otros materiales que se pueden emplear bien manualmente o mediante métodos tecnológicamente más avanzados.
El taller de escultura debe contar con una buena iluminación y mesas de trabajo cómodas. Además, debe estar dotado de todas las herramientas para trabajar los materiales previos y el tipo de piedra que vayamos a emplear en las figuras.
La piedra es un material pesado, por lo tanto el taller de escultura tiene que tener un buen acceso y disponer, si es posible, de maquinaria para la manipulación de estas cargas.
Las características del local y el tipo de instalaciones varían según la clase de herramientas que se vayan a utilizar. En unos casos se opta por un equipo manual, eléctrico o neumático (con el necesario compresor).
Actualmente, son muchos los talleres que disponen de maquinaria, a veces operada por control numérico que realiza gran parte del trabajo, sobre todo de desbaste.
El taller de escultura debe estar alejado de edificios habitados, o tener un buen aislamiento acústico, pues en él se llevan a cabo actividades que generan mucho ruido.
También es muy importante que el local sea fácilmente ventilable, puesto que se produce bastante polvo en muchos de los trabajos de corte y lijado.
Dicho todo esto, lo cierto es que la variedad de talleres existentes es grande: desde el artesano que con gran destreza y sin apenas herramientas hace grandes cosas hasta grandes naves industriales que trabajan en serie y con maquinaria sofisticada.