Los rosetones de piedra son elementos circulares que, a modo de ventana, tamizan la luz que entra en algunas iglesias.
Este tamiz se consigue con la tracería, que es un ornamento arquitectónico construido en piedra, con formas geométricas.
De esta forma se subdivide la superficie circular, en algunas ocasiones de un tamaño considerable.
Muchas veces también se completaban los huecos que resultaban con vidrieras que, al ser de diferentes colores, causaba un efecto espectacular con la luz que penetraba.
Los rosetones de piedra se utilizaron sobre todo en el gótico, y la aparición de estas filigranas está muy ligada al desarrollo del dibujo arquitectónico, que pudo ser perfeccionado en breve tiempo.
Primero fueron los planos marcados sobre los fundamentos con ayuda de cordeles y estacas, que no daban más que informaciones generales sobre la planta de la futura iglesia.
Hasta aproximadamente el año 1200 se habían desarrollado los primeros planos a pequeña escala, hechos con compás y escuadra sobre un fondo revocado o sobre las paredes.
Si estos planos mostraban primero solo detalles de fácil construcción geométrica (que no práctica), pronto fue posible dibujar planos completos.
Sobre la década 1220-1230 parece haberse dado el paso decisivo hacia los dibujos a pequeña escala sobre pergamino.
Con ello eran reproducibles todas las formas grandes y pequeñas, de manera que pudieran hacerse con precisión las indicaciones previas sobre las tareas a realizar por los tallistas y operarios.
Este nuevo dibujo arquitectónico sobre pergamino permitió el bocetado libre, la experimentación y la representación de ideas.
Además, estos dibujos eran fáciles de transportar de manera que la información sobre lo que sucedía en otra parte llegaba rápidamente de arquitecto en arquitecto, sin que tuviesen la necesidad de viajar.
La arquitectura gótica surgida en Francia a partir de la tercera década del siglo XIII es llamada “estilo radiante”, en alusión a los radios de los finos rosetones de piedra de entonces.
En ellos se muestran claramente las características de dicha arquitectura: gracias a los progresos técnicos las formas son más afiligranadas y ricas, y además están previamente diseñadas sobre folio.
A pesar del complejo estatismo de estas construcciones, parece como si fueran bidimensionales.
En casi toda Europa se trataron de imitar los rosetones de piedra y es así como aparecen en edificios que no tienen la menor relación con aquella moderna arquitectura francesa.
Por tanto, a mediados del siglo XIII, el gótico era ya un estilo europeo.
Estos rosetones de piedra tienen algunos dibujos realmente asombrosos, que requerían una destreza importante en la talla y también en el montaje.
A modo de pequeño homenaje, en Torregris tallamos unos pequeños rosetones de piedra para utilizar como rejilla de ventilación en fachadas o patios. Algo a una escala mucho menor que los originales, pero bueno, quizás el primer paso de algo mayor…