La restauración de piedra comprende todos aquellos trabajos que se realizan sobre elementos elaborados en épocas pasadas a los que el paso del tiempo ha dañado de alguna manera y necesitan de algún tipo de cura o prevención.
La piedra ha sido y es un material que a través de la historia constructiva de la Humanidad está presente en edificios y monumentos conmemorativos, como son las estatuas y grupos escultóricos, iglesias, catedrales, palacios, etc., habiéndose empleado las diferentes variedades de piedra, y sobre todo calizas, areniscas, mármoles y granitos.
La existencia de la piedra en la naturaleza se debe a diferentes procesos de formación endógenos y exógenos que dan lugar a todo ese abanico de formaciones rocosas con características tan diferentes.
La piedra, como cualquier otro material, está sometida a los cambios higrotérmicos, desde los suaves hasta los más agresivos, con procesos de degradación muy variados y resultados muy distintos que no está en nuestras manos detenerlos, sino retrasarlos para que no se alteren en breve espacio de tiempo.
También está sometida a esfuerzos en los casos en que ejerce una función estructural, y a formas de erosión de muy diversa índole.
Descubrir la procedencia de la piedra es un trabajo a veces laborioso y en la mayoría de los casos sin el 100 % de exactitud, debido a muchos factores como son la desaparición de la cantera por agotamiento o el enmascaramiento por las construcciones o infraestructuras.
Para la localización de canteras hay que conocer las características petrológicas de la piedra existente y las características geológicas del terreno donde se ubica el edificio o monumento.
Todo esto teniendo en cuenta que, como consecuencia del tiempo de ejecución de la construcción (años y hasta siglos), las canteras se agotaban o desaparecían y el constructor buscaba piedras similares en apariencia en otras canteras, lo que alteraba el comportamiento del conjunto en el tiempo.
Esto último es a veces la explicación de observar distintos grados de deterioro en la misma zona u orientación del elemento constructivo.
Para la restauración de piedra hay que tener un buen conocimiento del material, y por ello, muchas veces se realizan ensayos físico/químicos y así se puede interpretar mucho mejor las alteraciones y deterioros observados.
En estos casos, una vez terminados los ensayos se procede a estudiar las probetas con los posibles productos o sistemas que restituyan total o parcialmente las características físicas de la piedra original.
El orden general de actuación en restauración de piedra se puede agrupar en tres grandes grupos:
-Limpieza de la superficie
– Consolidación del material
– Hidrofugación del material
En casos más complicados por pérdida de material o piezas enteras o rotura grave de estas es necesario cierta reconstrucción de volúmenes con piedra similar a la existente, siempre teniendo en cuenta que debe distinguirse con claridad los elementos antiguos de los incorporados de nueva factura.